Época:
Inicio: Año 1805
Fin: Año 1805

Antecedente:
Austerlitz, la batalla de los tres emperadores



Comentario

El 25 de septiembre, la Grande Armée se puso en marcha. Su objetivo era realizar una maniobra en tenaza para cercar a los austriacos en Ulm. Desde sus bases renanas, los cuerpos de ejército de los mariscales Marmont, Soult, Davout y Lannes atravesaron por diferentes puntos el Rhin, y tras cruzar los electorados de Baden y Württemberg, aliados de Francia, convergieron sobre Ulm junto con las tropas de Bernadotte, llegadas del Norte de Alemania. Más al sur, el cuerpo de ejército de Ney y la caballería de Murat habían estado actuando para distraer al ejército de Mack de la maniobra principal. Cuando los austriacos vieron aparecer a los franceses por su espalda, se encerraron en la ciudad, que fue sitiada y sus defensores, sin posibilidades de romper el cerco, se rindieron el 20 de octubre. Días después, Napoleón recibía noticia del desastre de la flota franco-española en Trafalgar, pero eso no alteró sus planes. Al frente del cuerpo principal de sus tropas, inició una rápida marcha por el valle del Danubio, en dirección a Viena, mientras las divisiones de los mariscales Masséna y Marmont intentaban impedir que los ejércitos de los archiduques Carlos y Juan se unieran desde el sur a la defensa de la capital imperial.
En el momento de la capitulación de Ulm, a unos 150 km, al este, en el valle del Inn, se encontraba un ejército ruso de 65.000 hombres a las órdenes del comandante en jefe aliado, Mihail Kutuzov. Al enterarse de la capitulación, este experimentado general, de sesenta años, decidió evitar una confrontación prematura y dio la orden de retirada en dirección a Viena. Perseguidos por los franceses, con los que trababan frecuentes escaramuzas, los rusos cruzaron el Danubio al este de la capital. Entonces giraron hacia el norte, hasta Moravia, donde el 19 de noviembre se les unieron las tropas de su compatriota el general F. W. Buxhowen. Una semana antes, el día 13, Napoleón había entrado sin combatir en Viena, donde decidió dar un corto descanso a sus soldados.

Kutuzov prosiguió su retirada. Desde Brünn marchó hacia Olmütz, donde se encontraban los emperadores de Rusia y Austria. Reunidos los dos ejércitos, sumaban unos 89.000 hombres. El zar Alejandro, joven de escasa experiencia militar pero muy convencido de su valía, despojó a Kutuzov del mando efectivo de la campaña y lo asumió personalmente con el consentimiento del emperador Francisco. Alejandro soñaba en cubrirse de gloria derrotando al genio militar de Europa, y decidió que había llegado el momento. Por tanto, ya no habría más retiradas estratégicas.